El libro de Diego y Frida de Le Clézio hace un hermoso homenaje a Frida Khalo (1907-1954), artista pintora mexicana, la compañera del alma de Diego Rivera, familiarizada con los surrealistas franceses, los marxistas y los comunistas que dibujaron el paisaje socio-cultural de México de la primera mitad del siglo XX. Nacida en 1907 de un padre de origen alemán (Wilhelm Kahlo) y de una madre mexicana de origen indio (Mathilde Calderón) - padres de buena familia - ​​ Frida entra en la escuela preparatoria en 1922 con el propósito de estudiar medicina. Desde muy temprana edad, sueña con viajar, realizar estudios brillantes, vivir la libertad, y el placer. Pero a los 18 años, el 17 de septiembre de 1925, volviendo de la escuela de arte, su bus choca con un tranvía y una barra de hierro atraviesa a Frida desde el abdomen hasta la vagina. Sus piernas y sobretodo sus vértebras sufren las consecuencias más graves. Este accidente marcará un momento decisivo en la vida de la joven. Ella debe permanecer varios meses postrada en la cama, y llevar corsés. Para afrontar esta inmobilidad y los dolores, comienza a pintar. Su madre le instala un espejo sobre la cama, y es así como Frida comienza a pintar auroretratos, como L'Autorportrait à la robe de velours [Autoretrato con traje de terciopelo], en 1926.

 

En 1928, habiendo recuperado casi toda su movilidad, Frida Kahlo se inscribe en el Partido Comunista. Este mismo año tiene lugar el encuentro con el famoso pintor y muralista Diego Rivera y le muestra algunos de sus cuadros. Es el principio de una historia de amor rocambolesca. En 1929, Frida y Diego se casan y se instalan al año siguiente en San Francisco, donde Frida conoce a numerosos artistas. Es a partir de este momento cuando Frida se identifica poco a poco con la tradición de Yucatán y con la Revolución mexicana, que Le Clézio celebra en las primeras páginas del relato de Diego y Frida. Después de idas y venidas entre los Estados Unidos y México, la pareja Kahlo- Rivera regresa a México para vivir en una nueva casa en las afueras de San Ángel. Pero Frida sufre dos abortos en 1930 y 1932. Ella pinta Henry Ford Hospital ou le lit volant durante su convalecencia. Luego, en 1934, debilitada por un tercer aborto, ella descubre, meses más tarde, la unión de su esposo y su hermana querida, Cristina. Ella decide entonces aislarse instalándose en un apartamento durante algunos meses. También tendrá uniones extra- matrimoniales, entre las cuales un idilio con León Trotsky, por el cual Diego obtuvo el asilo político en 1937, y que será entonces albergado en la casa azul de Coyoacán.

 

En septiembre 1938, André Breton es enviado a México por el Ministerio des Affaires étrangères para dar una serie de conferencias sobre el estado de la poesía y de la pintura en Europa. Él y su esposa Jacqueline Lamba, son acogidos por la pareja Kahlo-Rivera. Para esta ocasión, Frida Kahlo niega ser surrealista : "On me prenait pour une surrealiste. Ce n'est pas juste. Je n'ai jamais peint de rêves. Ce que j'ai présenté était ma réalité" (p.220), escribe en su diario. En 1938, Frida expone sus obras en la galería de Julien Levy, en Nueva York, donde encuentra un verdadero éxito. En 1939, viaja a Paris para exponer en la galeria Renou & Colle. De regreso a México, se divorcia de Diego. Es en esta época cuando ella pinta su famoso cuadro The Two Fridas (1939), que simboliza el desgarre de la separación y el desdoblamiento. Un año más tarde, el 08 de diciembre de 1940, Frida se casa de nuevo con Diego.

 

La primera exposición de la obra de Frida Kahlo en México tiene lugar en 1953. Pero durante el verano, se debe amputar la pierna derecha. Frida muere en 1954 a los 47 años y deja tras de sí un inmenso dolor y sus obras importantes, entre ellas Quelques petites piqûres (1935) o La Colonne brisée (1944), pintura que pone de relieve sus sufrimientos físicos y morales después de la traición de Diego. En Diego y Frida, Le Clézio escribe:

 

Frida mourut le 13 juillet, exactement sept jours après avoir accompli quarante-sept ans. Le lendemain, sous une pluie battante, Diego accompagna Frida couchée dans le cercueil ouvert, vêtue de sa belle chemise blanche de Yalalag, jusqu’au palais des Beaux-Arts où il voulait que lui soit rendu un dernier hommage. Puis le cercueil fut recouvert du drapeau rouge portant l’étoile et l’emblème de la faucille et du marteau, et conduit jusqu’au four crématoire du cimetière civil de Dolores. (D&F, 198)

 

El extraordinario destino de Frida Kahlo, unido al de Diego Rivera, son el testimonio de una pasión asidua por la pintura, de donde saca su energía vital:

 

Cette frêle fille, sous les apparences fantasques et son faux air d’enfant mal grandie, est une véritable artiste, c’est-à-dire qu’elle est habitée, comme lui [Diego], par un démon mystérieux, qui agit en elle et la pousse vers la peinture. (D&F, 96)

 

Es esta pasión por la vida y el arte, perceptible en los testimonios de Le Clézio y del propio Diego, hace que Frida sea tan preciosa y conmovedora: las etapas de su creación y las pruebas de su enfermedad están continuamente animadas por el fervor y una viva conciencia de dicotomías del mundo y de su historia. Le Clézio subraya :

 

Avec sa réserve, avec ce troisième œil que la souffrance a ouvert sur son front, Frida, elle l’a perçu depuis le commencement. Le monde pour elle est depuis toujours divisé en deux : d’un côté la nuit et de l’autre le jour, la lune et le soleil, l’eau et le feu, le songe et la réalité, la cellule-mère, ou la grotte de l’utérus, et la violence du spermatozoïde, le couteau qui tue. (D&F, 209-10)

De esta manera Frida Kahlo, visionaria y luchadora, permanece fiel a un arte comprometido con la defensa de las mujeres y los hombres que, en un momento de su vida, viven en el sufrimiento absoluto, el aislamiento y la marginalidad. En Diego y Frida, Le Clézio la presenta como una especie de Señora del sufrimiento femenino. A principios de la década de los años 1940, cada vez más debilitada por su enfermedad, Frida lleva una vida al margen en la Casa Azul de Coyoacán. Este refugio es una prolongación de su cuerpo, « où chaque pierre, chaque meuble [est] imprégné de la mélancolie du souvenir et de la marque de la douleur » (D&F, 233). Frida se convierte así en la sacerdotisa de un culto « qui la relie à tout l’univers » (Ibid), y al mismo tiempo, a cada pedazo vivo de su invencible amor por Diego. La casa se convierte entonces en una especie de universo cerrado donde puede encontrar el mundo entero.

Recordamos aquí que el sexto volumen de Les Cahiers Le Clézio, bajo la dirección de Marina Salles y de Eileen Lohka, fue dedicado a « Voix des femmes » [Voces de mujeres] en la obra de Le Clézio. Entre ellas, la figura de Frida Kahlo sigue siendo singular: la extraña relación amorosa con Diego, su experiencia del dolor y la soledad, su encuentro con Trotsky y Breton, la aventura americana y la sorprendente fascinación por Henry Ford – todo esto marca el innegable papel de Frida y Diego en la renovación del mundo del arte. De cierta manera, Frida no existe sin Diego, del mismo modo que la obra y la vida de Diego no tienen sentido sin Frida. El arte y la revolución son sus puntos comunes. « Ils forment un couple indestructible, mythique, aussi parfait et contradictoire que la dualité mexicaine originelle, Ometecuhtli et Omecihuatl » (Contraportada) como señala Le Clézio.

Adina Balint

Traducción de Yonay Pinto

(2024)

 

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

HERRERA, Hayden, Frida, biographie de Frida Kahlo, trad. Philippe Beaudoin, Paris, Librairie Générale française, coll. Le Livre de poche, 2003 ; LE CLÉZIO, J.M.G., Diego et Frida, Paris, Gallimard, 1993 ; KAHLO, Frida, Le Journal de Frida Kahlo, Paris, Éditions du Chêne, 1995 ; PRITNITZ-PODA, Helga, Frida Kahlo, trad. Josie Mély et Catherine Weinzorn, Paris, Gallimard, 2003 ; REY MIMOSO-RUIZ, Bernadette, « Diego et Frida de J.M.G. Le Clézio ou le paradoxe pour révélateur du mythe », J.M.G. Le Clézio. Dans la forêt des paradoxes, (dir. B. Thibault et K. Moser), Paris, L’Harmattan, 2012, p. 99-110 ; SALLES, Marina, « Figures et motifs du ‘musée imaginaire’ de J.M.G. Le Clézio », Le Clézio, passeur des arts et des cultures (dir. T. Léger, I. Roussel-Gillet et M. Salles), Rennes, Presses Universitaires de Rennes, 2010, p. 145-164 ; SALLES, Marina et LOHKA, Eileen, Voix de femmes, Les Cahiers J.-M.G. Le Clézio n° 6, Paris, Éditions Complicités, 2013 ; THIBAULT, Bruno, « L’influence de quelques modèles artistiques sur l’œuvre romanesque de J.M.G. Le Clézio (Arman, Klein, Raysse, Tinguely) », Lecture d’une œuvre : Intertextualité et interculturalité chez J.M.G. Le Clézio (dir. B. Thibault et S. Bertocchi), Rennes, Éditions du Temps, 2004, p. 161-68.